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Mostrando las entradas de mayo, 2025

"El Último Cónclave"

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  "El Último Cónclave" El cielo sobre la Tierra se había cerrado. Ya no había estaciones. Solo un invierno sin viento, sin vida. El sol, velado por un velo gris perpetuo, ya no calentaba, solo observaba. Y la luna, ahora roja y sin fases, se mantenía fija en lo alto, como un ojo testigo de lo irremediable. Desde el Vaticano, el Pontífice Caído extendía su dominio no por guerras, sino por aceptación. Los pueblos no resistían: se entregaban. Al principio, por miedo. Luego, por revelación. Al final, por adoración. Se construyeron nuevas catedrales, negras como el vacío. Las campanas sonaban hacia adentro, haciendo vibrar el alma. Los rezos eran lamentos. Los cánticos, gritos de antiguas bestias. Y el nombre de Dios, el verdadero, no podía ya ser pronunciado: la lengua se enredaba, la voz se quebraba, la mente se vaciaba. Pero aún quedaban algunos. Resistentes. Apóstoles del último aliento. Monjes, herejes, científicos y místicos. Unidos no por fe, sino por memoria. En las...

"El Segundo Día del Pontífice Caído"

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  Roma callaba. La ciudad eterna, acostumbrada al bullicio de peregrinos, al rumor de oraciones, había caído en un mutismo que no era humano. No se oían pasos en las calles empedradas, ni coros en las iglesias. Solo un murmullo persistente, grave, subterráneo. Como si la tierra hablara en voz baja. Desde lo alto del Vaticano, el nuevo Papa —o lo que los hombres habían elegido como tal— no se movía. Sentado en el trono petrino, ya no usaba mitra ni cruz. Su corona era un halo de fuego inverso, ardiendo hacia dentro. Sus ojos no parpadeaban, porque ya no necesitaba fingir humanidad. Aquel que había sido nombrado Angelus ahora se revelaba como Inversus . En las criptas bajo la basílica, las estatuas lloraban sangre, y las pinturas se volvían hacia la pared. En las bibliotecas vaticanas, los textos sagrados se reescribían solos, en lenguas olvidadas por los siglos, donde los evangelios narraban no salvación, sino juicio, no amor, sino obediencia ciega a un poder más antiguo que el mun...

El Humo Blanco

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  "El Humo Blanco" La tarde era densa sobre Roma. Las campanas del Vaticano repicaban con solemnidad, mientras miles de fieles se agolpaban en la Plaza de San Pedro, aguardando el humo blanco que anunciaría al nuevo Vicario de Cristo. La Sede Vacante se había extendido más de lo esperado. Las deliberaciones eran largas, tensas, sin consenso. Hasta que, en el tercer día del cónclave, una figura entró a la Capilla Sixtina. No venía de entre los cardenales, ni había sido vista llegar. Vestía túnica blanca como la nieve, su rostro irradiaba una calma sobrenatural, y su voz —cuando habló— resonó sin eco, como si cada palabra hubiera sido ya escuchada desde siempre. “ Ego sum qui vocatus est... ” ("Soy el que ha sido llamado...") El silencio cayó como un manto. No hubo objeción. Uno a uno, los cardenales, como si sus voluntades les hubieran sido extraídas, escribieron un mismo nombre en sus papeletas: Angelus . Cuando el humo blanco ascendió en espirales sobre la c...