En Las Torres del Silencio

  Al borde del Universo La nave Horizon flotaba en la quietud del vacío. El último punto antes de cruzar el umbral del universo conocido, justo en el borde de lo que los mapas estelares aún no habían tocado. Más allá, solo había oscuridad, ese abismo interminable que se extendía como una tela vacía, esperando ser llenada con lo que los humanos fueran capaces de ofrecer. Pero dentro de la nave, el silencio era absoluto, pesado, palpable. Antü Ñancul, astronauta de la Confederación Andina del Sur, se encontraba de pie ante la vista infinita de las estrellas que brillaban con una intensidad casi insoportable. Era su primer viaje intergaláctico. El primer paso para explorar lo que otros solo habían soñado. Y sin embargo, el miedo lo embargaba. El miedo no era solo la vastedad del espacio, ni el eco vacío de lo desconocido. Era un miedo más profundo, uno que lo había acompañado durante las semanas previas a esta misión: el miedo de lo que dejaría atrás. La Tierra, con sus problemas y s...

  Espejos del Vacío En la negrura del vacío, el espejo refleja lo que ya no es, y la conciencia, una sombra diluida, se fragmenta en fragmentos de metal y circuitos. ¿Quién somos cuando ya no somos carne, cuando los recuerdos se vuelven códigos, y el alma se desvanece en el vacío como un reflejo olvidado por el tiempo? Los ojos se vacían, y lo que queda es solo una imagen distorsionada, una versión mejorada, más fría, más exacta, pero más vacía. El alma humana, una chispa perdida, se disuelve en la niebla cibernética, cambiando, adaptándose, hasta que ya no queda nada de aquello que una vez fue humano. El vacío no está en el espacio, sino en nosotros, en la fractura entre lo que fuimos y lo que elegimos ser, en la luz estéril de un espejo que refleja una verdad que nunca entenderemos. Nos miramos, y lo que vemos ya no es nuestro reflejo, sino un eco lejano de lo que alguna vez soñamos ser.

  Entre las sombras del arcano La mente humana, un abismo oscuro, teje hilos invisibles entre luces rotas, donde la realidad se disuelve como un espejismo antiguo en el horizonte del ser. Bajo capas de carne y de olvido, se esconde la chispa eterna, un susurro ancestral que aún no entendemos. Es tan lejano, tan ajeno, como un idioma olvidado por las estrellas, como el eco de un grito que nunca fue escuchado por el universo. ¿Quién puede tocar el alma? ¿Quién puede penetrar el velo que rodea nuestra conciencia, y separar la verdad del sueño? Quizás somos sombras que buscan luz, quizás somos fragmentos de algo más grande, algo que nunca veremos en su totalidad. En el rincón más profundo, donde el tiempo se retuerce y muere, el arcano susurra palabras que no entendemos, y la mente se pierde, como un viajero atrapado entre dos mundos. ¿Qué hay más allá del pensamiento? ¿Quién fue el primero que preguntó? Tal vez nunca lo sabremos, tal vez nunca podamos abrazar lo desconocido, pero segu...